1. Poner cara de póker: en el médico cuando te explica condescendientemente porqué necesitas carne y lácteos, cuando algún gracioso hace la típica broma que has oído 394054 veces y se cree el más original del mundo mientras te mira esperando el ver el tremendo impacto que ha causado en ti, cuando te comentan lo rico que está el jamón y como sufren las plantas, cuando alguien que fuma una caja al día te reprendre por fastidiar tu salud comiendo mal, cuando el camarero le quita las gulas a tu ensalada y las cambia por atún… no hay situación social en la que no se de alguna ocasión perfecta para poner cara de «me das igual muy fuerte» y seguir con tu vida.
Hasta los poco diplomáticos como yo somos capaces de hacer esto en nivel experto.
2. Las sobrecargas de HC: tres días fuera de casa suelen implicar desayunos, comidas y cenas de pan, pasta, arroz, patata… y con suerte un rodaja de tomate o un poco de lechuga iceberg. Llegas a casa con los depósitos de glucógeno como para correr un Ironman y necesitas una semana de dieta cetogénica para estabilizarte. Y si, esto sucede hasta cuando esos días los pasas rodeada de nutricionistas. Creedme, sé de lo que hablo. Si son más de tres días, habrás tomado medidas previas, ver punto siguiente.
3. Viajar prevenidos: bolsa llena de frutos secos, fruta, aguacates, algún bote de legumbres, bebida vegetal si la tomas y esas cosas. Salvo que vayas en avión y sólo puedas llevar la minúscula maleta de cabina, claro. Ahí solo te queda esperar que alguien más friki que tu lleve en su equipaje aguacates, plátanos o nueces. Si son nutris, no es tan raro, lo siento por los demás :-). Y localizar un supermercado o tienda cuando llegues a destino en el que reponer víveres.
4. Leer etiquetas: si eres vegetariano y nutricionista en este campo ganarías olimpiadas. Eres capaz de detectar el E120 en los ingredientes de un paquete de chicles, sin microscopio, casi a la misma velocidad que los azúcares añadidos en un lácteo 0%.
5. Cocinar: si, la media de vegetarianos que sabe hacerse la comida es muy superior a la de la población general. Casi todos saben hacer al menos cuatro elaboraciones distintas con un bote de garbanzos. Chupaos esa.
6. Tunear platos y menús de restaurante: ¿me pone la ensalada del Chef pero cambiando el bacon por las almendras que lleva la ensalada Oriental? ¿puede ser el sándwich vegetal sin jamón york, atún ni mayonesa? ¿de segundo? póngame el pollo con hummus, sin pollo, gracias. ¿Cómo que el menú vegetariano en lugar de solomillo lleva lubina? no, mire…. De primero los guisantes pero sin el jamón y de segundo los garbanzos que tienen de primero pero sin la costilla de acompañamiento y con el arroz que lleva de guarnición la merluza de segundo, por favor. Eeeh, vale, pues traiga un plato de patatas fritas… y así volvemos al punto 2 irremediablemente.
7. El ayuno intermitente: cuando todo falla… 16h de ayuno hasta llegar a casa. Hay bodas así. Y abuelas. Y gente que te invita a playas aisladas a pasar el día y te dice «ya llevo yo comida para todos que tu sales de currar» y vas y te fías. Joder, mete un puto tomate, no era TAN difícil.
8. Manejar situaciones hipotéticas: que incluyan islas desiertas, a tus hijos muriendo de hambre con solo hamburguesas a mano y tener que elegir entre la vida de tu hermana y la de un mosquito.
9. Contestar preguntas sobre proteínas: a gente que desconoce lo que es un aminoácido.
10. Absorber hierro no hemo, probablemente convertir ALA en DHA y absorber calcio: si, hay adaptación metabólica en estas 3 cosas que hacen a los vegetarianos de largo recorrido más eficientes en ello. ¿A que mola?
25 comentarios
Decir "cianocobalamina" cuando te dicen: Pues yo tenía un amigo que acabó en el hospital.
Ay, me lo he leído tres veces y cada vez me gusta más!
A que no lo dices tres veces delante del espejo…valiente!
Yo también tengo amigos que han acabado en el hospital. Un par incluso en el cementerio. Y no son (eran) vegetarianos. Ahora resultará que comer chuletón o chorizo te hace inmortal, casi como tel té verde pero mucho más saludable, donde va a parar…
Muy bueno, Lucía, pero el punto 9 me ha traído más de una a la cabeza en la que acabo con el punto 1, jejejeje. Y es que está comprobado que no hay nada más atrevido que la ignorancia. Si no quieres ser vegetariano, o vegano, no lo seas. No pasa nada, en serio. Pero leer un poquito antes de abrir la boca no está de más, aunque haya que aparcar un ratito el Gran Hermano o el Fútbol…
Jajaj, si con aminoácido tenemos problemas con cianocobalamina ya no lo quiero ni pensar…
Chus, de nutrición se ve que sabe todo el mundo 🙂
Entraría en el punto 8. Supongo que es la edad, pero últimamente me la lanzan a menudo cómo es el tener que imaginarnos ser madres para responder cosas sobre la educación de “nuestros hijos”, ¿y si fueras madre, le impondrías no comer carne? No le impondré nada, es mi forma de alimentarme por lo que sería una actitud habitual y normalizada dentro de su casa. Por esa regla de tres, ¿a caso no le “impones" tu comerla?.
Esa es todo un clásico si. Parece que aquí solo imponemos nosotros, a los demás les sale natural.
Jajajajaja! La última vez que pedí una tapa vegetariana, porque iba con amigas vegetarianas (yo no lo soy) tras el "no, atún no" nos preguntaron si podíamos comer patatas. Patatas! Oh-my-god.
Luego te ponen atún y no dudan tanto XD!
A mí hace poco me preguntaron en el trabajo si edulcorante sí tomaba. Les respondí que mientras no esté hecho de ternera…
Bueno, después de explicar doscientas veces: carne NO, pescado NO, aún en la familia no tienen claro lo que comes o NO comes…y encontrarte con unos macarrones con pollo…poner cara de "mecagoenlaputadeoros" y decirte tu familiar: ME DIJISTE CARNE NO, Y LLEVAN POLLO, NO CARNE… Ahí, con dos cojones! Después intentan arreglarlo ¿Ah…embutidos TAMPOCO???? Señor, dame paciencia….
…que si me das fuerza los mato!
Qué gusto dan estas notas, una se siente en compañía 🙂
🙂
Hoy staba en plan incomprendida pero ya ne siento mejor. Llevo casi 2 meses sin comer carne y mdio sin pescado y la gente sólo tiene críticas.
Totalmente identificada al ver como se nos trata como "bichos raros". Muy bueno
Trabajamos para que sea cada vez menos Esther!
Totalmente identificada al ver como se nos trata como "bichos raros". Muy bueno
jajajaja yo ya sabes que no soy vegetariana sino flexitariana (bonito palabro) pero me alegró que nuestra pediatra, de forma natural, cuando empezó Sami con la alimentación complementaria nos dijo que si éramos vegetarianos que le recetaba un complemento y listo, que un bebé podía ser vegetariano perfectamente.
Una muy buena que me pasó a mi con una amiga que sí lo es es que en un bar al pedir unos bocatas comentamos que qué tenían vegetariano y nos dijo "ah, no hay problema, tenemos pan integral" jajajaja se nos quedó una cara de póker!!!!!!
Buenísimo. Me han pasado todos.
Lo mejor el otro día hablando sobre proteínas y como yo no podía obtener tan buenas como ellos.
– No hay deportistas veganos.
– Sí hay.
– No, no hay.
Fin de la discusión.
Uff lo que hay q aguantar… Yo cuando salgo puedo comer algo de arroz y pescado o fideua…. Y aun me dicen q soy muy difícil! hay poca sensibilización, Guisantes… Y le ponen jamón… Revuelto de setas
.con jamón… Patatas a lo pobre… Con bacon!!
Me encanta el artículo y gracias por tu estupendo trabajo de normalización social de los vegetarianos incomprendidos en este mundo cruel y carnívoro que todo lo devora. GRACIAS
Genial Lucía. Estoy en tránsito y más tarde o temprano me haré vegetariano. En fin. Yo estuve hace años realizando una prueba conmigo mismo de ser vegetariano durante un año y lo que peor llevaba es no comer pescado. jeje.
"¿El queso es vegetariano?" "¿y las patatas fritas?" son dos de las preguntas que a veces me hacían, jeje Yo decía "Vegetariano soy yo" jeje
Yo no soy vegetariana, pero se ve que como raro, es decir, mis platos consisten en su mayor parte en verdura, y a menudo no incluyen proteína de origen animal. Y desayuno fruta con yogur o leche vegetal, frutos secos y copos de avena (o tostadas con aguacate!!). El pasatiempo de mis compañeros de trabajo durante la comida es criticar mi tupper, decir que me faltará proteína, que parezco un remugante o incluso que haré un tapón de fibra en los intestinos. Ahora viene lo bueno… Soy médico. Y ellos también. Incultura everywhere. El día que me vuelva vegetariana me veo comiendo sola en el baño para que me dejen en paz.
Me he reído mucho con tu post, bueno con varios, porque llevo un buen rato enganchada. Afortunadamente las cosas van cambiando, pero muy poco a poco. De vuelta de un viaje por centroeuropa, la verdad es que me ha sorprendido ver que he tenido mucha suerte y estupendas opciones y a muy buen precio, pero hay que ir con siete ojos, más aún cuando no dominas el idioma. Menos mal que he podido comprar frutos secos, tomates, leche vegetal, hummus, aguacate. Eso sí, muchos se siguen haciendo la picha un lío, como ejemplos, pedir una hamburguesa vegana y sin lácteos (porque para más inri soy intolerante a la lactosa), que venga la camarera y la hamburguesa tenga una loncha enorme de queso, ante mi asombro pregunto si es algún tipo de queso vegano, me dice que no, me pide disculpas, se la lleva, me espero, para que al rato me traigan otra metida en pan de brioche (de todo, menos vegano), también estuve a punto de entrar en un lugar que anunciaba opciones vegetarianas como un bocata con tomate, lechuga, queso y bacon, sí, has leído bien, bacon.